Frente al evasivo sentido de la vida, solo resta asumir con valor y seriedad una idea ética sobre la condición libre del ser humano y rechazar prima facie el poder más coercitivo que existe: el del Estado político. Pero esta decisión moral no es ingenua: se debe reconocer la situación contextual en que se vive, y, con ello, apostar por la educación moral y sentimental del ser humano para que, de esta manera, abandone la suave y segura condición a que ha sido sometido por el Estado y pueda recuperar su capacidad de responsabilidad frente a la injusticia y el mal. La figura del hombre libre es la encarnación del disidente político, que, en el ideal libertario de Thoreau, es el ejemplo de la lucha digna de los seres humanos frente a la maquinaria del Estado que solo puede detenerse cuando se eleva la protesta y la actitud de la desobediencia civil. No se trata, como ya lo señala el filósofo, de caer en la violencia ciega y destructora, sino de enfrentar el poder y transformarlo a partir de la toma de conciencia sobre sus supuestos y objetivos. -José Olimpo Suárez Molano
Autor: Henry David Thoreau
Precio: $8,000